5.11.12

Annie.

He de quejarme de tu astucia,
has de escupir mi ausencia.

He de resolverte en un fusil
has de ahorcarme en tus entrepiernas.

Annie, lo he descubierto...
ese sillón era tu sangre brotante;
el espejo, tus ojos aullantes; y tus caderas,
tus caderas, la brisa de tus huesos calcinantes.